Gobernar en tiempos de crisis exige racionalizar el gasto y optimizar los recursos, pero no renunciar a “invertir” en el desarrollo a través de la construcción de infraestructuras. Renunciar a la inversión pública contribuye además a acrecentar las desigualdades sociales entre las zonas menos desarrolladas y las más pobladas.
En épocas de crisis como la que vivimos, y cuando nos acercamos a los cinco millones de parados, es más necesaria que nunca utilizar la “imaginación” y no la ideología para poder salir adelante. Los de antes no lo consiguieron y los de ahora, con toda seguridad, tampoco mientras estén sometiendo el futuro de este país a la disciplina de sus partidos y a las "ideas?" de su cúpula dirigente, menospreciando las de los demás.
Actualmente el discurso de España frente a la crisis se resume en “no invertir y en recortar el estado del bienestar porque no tenemos dinero para pagarlo”. Si esta es la solución de nuestros salvadores para salir del pozo lo tenemos claro. En estos momentos hay que apostar por la creatividad personal como instrumento de transformación social. En estos momentos la imaginación es necesaria para mirar más allá del horizonte y comenzar a ver la luz. Otro mundo es posible.
Como decía el polifacético artista chileno Alejando Jodorowsky : “yo no puedo cambiar el mundo, pero puedo empezar a cambiarlo”.
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